Querido Viejito Pascuero:
Así como lo notas, ya dejamos atrás el "estimado". Espero que no te moleste la patudez.
Recuerdo la carta que te escribí el año pasado y mis peticiones, no muy grandes, ni descabelladas. Normalidad, tranquilidad, nada de tragedias y cordura... ¿tan mal me porté este año? Porque hago una revisión mental de éste 2011 y lo primero que se viene a mi mente es haber partido con lo puesto los primeros días de enero a ver a mi abuelo que estaba hospitalizado. Ese viaje, de más de 10 horas hasta Valdivia y luego otras dos horas hasta Osorno, se me hizo el más largo que alguna vez haya hecho. Ver a tu abuelo en coma no es nada bonito. La impotencia es lo peor. No poder hacer nada más que sentarte a su lado y autoconvencerte que todo va a estar bien.
Cuando pienso en el 2011 no sólo pienso en las eternas horas en el hospital, también recuerdo el terremoto y tsunami de Japón, los levantamientos populares en el Medio Oriente y África, las erupciones de volcanes y demás desastres naturales. Vaya 2011.
Lo sé, lo sé... también ocurrieron cosas buenas. La gente está tomando conciencia, la juventud está tomando conciencia, ya quedaron atrás los años de las generaciones "no estoy ni ahí" y el desinterés. El 2011 al menos si trajo cordura. Al menos para mí, es algo bueno.
Sin embargo, y aunque empecé esta carta quejándome, lo que quiero hacer realmente es agradecer. Gracias por ésta suerte de puta madre que tengo. En serio, si el año pasado pensé que era el azar, este año estoy convencida de que tengo un escuadrón entero de ángeles guardianes velando por mí. Gracias por haber permitido, milagrosamente, que mi abuelo abriera los ojos cuando mi mamá le habló y que ahora se sienta tan bien que ya esté pronosticando llegar a los 100 años. Gracias por mi nueva sobrina que viene en camino, la Sofía. El embarazo de mi hermana nos hizo pasar sustos, grandes sustos, pero finalmente todo va viento en popa. Gracias por las locas amigas que me diste este año, fue difícil desprenderme de muchas personas el año pasado, pero este año ha sido de conocer excelentes personas.
Algo que descubrí este año fue que no se necesita creer en un dios o tener una religión para tener fe. Una fe irracional que pide creer en cosas sin ninguna prueba de que serán así.
Este año no te pido nada. Sé que el 2012 me traerá penas, golpes y momentos difíciles, pero también tengo fe en que el 2012 será un año excelente para todos.
Muchos saludos,
Jennifer
Así como lo notas, ya dejamos atrás el "estimado". Espero que no te moleste la patudez.
Recuerdo la carta que te escribí el año pasado y mis peticiones, no muy grandes, ni descabelladas. Normalidad, tranquilidad, nada de tragedias y cordura... ¿tan mal me porté este año? Porque hago una revisión mental de éste 2011 y lo primero que se viene a mi mente es haber partido con lo puesto los primeros días de enero a ver a mi abuelo que estaba hospitalizado. Ese viaje, de más de 10 horas hasta Valdivia y luego otras dos horas hasta Osorno, se me hizo el más largo que alguna vez haya hecho. Ver a tu abuelo en coma no es nada bonito. La impotencia es lo peor. No poder hacer nada más que sentarte a su lado y autoconvencerte que todo va a estar bien.
Cuando pienso en el 2011 no sólo pienso en las eternas horas en el hospital, también recuerdo el terremoto y tsunami de Japón, los levantamientos populares en el Medio Oriente y África, las erupciones de volcanes y demás desastres naturales. Vaya 2011.
Lo sé, lo sé... también ocurrieron cosas buenas. La gente está tomando conciencia, la juventud está tomando conciencia, ya quedaron atrás los años de las generaciones "no estoy ni ahí" y el desinterés. El 2011 al menos si trajo cordura. Al menos para mí, es algo bueno.
Sin embargo, y aunque empecé esta carta quejándome, lo que quiero hacer realmente es agradecer. Gracias por ésta suerte de puta madre que tengo. En serio, si el año pasado pensé que era el azar, este año estoy convencida de que tengo un escuadrón entero de ángeles guardianes velando por mí. Gracias por haber permitido, milagrosamente, que mi abuelo abriera los ojos cuando mi mamá le habló y que ahora se sienta tan bien que ya esté pronosticando llegar a los 100 años. Gracias por mi nueva sobrina que viene en camino, la Sofía. El embarazo de mi hermana nos hizo pasar sustos, grandes sustos, pero finalmente todo va viento en popa. Gracias por las locas amigas que me diste este año, fue difícil desprenderme de muchas personas el año pasado, pero este año ha sido de conocer excelentes personas.
Algo que descubrí este año fue que no se necesita creer en un dios o tener una religión para tener fe. Una fe irracional que pide creer en cosas sin ninguna prueba de que serán así.
Este año no te pido nada. Sé que el 2012 me traerá penas, golpes y momentos difíciles, pero también tengo fe en que el 2012 será un año excelente para todos.
Muchos saludos,
Jennifer