Dicen que cuando llueve... gotea... y al parecer es cierto. Estos días han sido los de las despedidas... la despedida del papá de una amiga que tiene cáncer terminal, la despedida de tres años de aventuras en Crepúsculo Chile y hoy... la despedida de una compañera de carrera, de grupo y una colega: Carolina Parra.
A estas alturas pocas personas deben ignorar el fatal accidente de la Autopista del Sol del pasado 23 de noviembre, una tragedia que lleva hasta el momento 20 victimas. Carolina estaba en ese bus y ahora su familia la llora, también sus amigos y cercanos. Cuando supe del lugar donde había sucedido el accidente pensé inmediatamente en varias personas que podrían haber estado viajando en ese bus, curiosamente también en Carolina. Aunque jamás fuimos cercanas, aún así sentí su partida, fue compañeras de carrera y de grupo, trabajamos juntas en pocas ocasiones por lo que de ella tengo escasos recuerdos y una que otra conversación que ahora, después de su muerte, hasta son curiosas.
Sin embargo, en ese accidente no murió sólo una joven a punto de titularse, no sólo murió una gran estudiante, una futura profesora, sino también una madre... y eso es lo más trágico de esta historia.
Carolina tenía una hija, cariñosamente la llaman "Lu", tiene 5 años... me pregunto ¿cómo se le dice a una niña tan pequeña que su mamá ha muerto?, que no debe esperar a que llegue, porque no volverá, que no va a levantarse de donde yace descansando.
Tenemos rabia, tenemos pena, pero sabemos que en algún momento debemos resignarnos a la pérdida... ¿se resignará Lu?
La historia de Carolina es ejemplar y es injusto que ella haya partido, pero es aún más injusto lo que sucederá con su hija. Lu va a crecer extrañando a alguien que apenas conoció. Sus abuelos y familiares le hablarán de su mamá, de lo linda que era, de lo esforzada y luchadora que era. Lu va a crecer preguntándose como hubiese sido su vida si mamá viviera, crecerá deseando tenerla a su lado, crecerá a la sombra de una mamá que la dejó demasiado joven.
Estas tragedias nos afectan a todos de diferentes maneras... la mayoría de nosotros nos reponemos pronto, a otras personas, como la pequeña Lu, le tomará mucho más tiempo...
y mientras tanto sólo podemos esperar, porque independientemente de lo que queremos o hagamos, la vida seguirá adelante.
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